jueves, 31 de octubre de 2013

El cuervo por Edgar Allan Poe.

Una vez, en la lúgubre media noche, mientras meditaba débil y fatigado sobre el ralo y precioso volumen de una olvidada doctrina y, casi dormido, se inclinaba lentamente mi cabeza, escuché de pronto un crujido como si alguien llamase suavemente a la puerta de mi alcoba.
"Debe ser algún visitante", pensé. ¡Ah!, recuerdo con claridad que era una noche glacial del mes de diciembre y que cada tizón proyectaba en el suelo el reflejo de su agonía. Ardientemente deseé que amaneciera; y en vano me esforcé en buscar en los libros un lenitivo de mi tristeza, tristeza por mi perdida Leonora, por la preciosa y radiante joven a quien los ángeles llaman Leonora, y a la que aquí nadie volverá a llamar.
Y el sedoso, triste y vago rumor de las cortinas purpúreas me penetraba, me llenaba de terrores fantásticos, desconocidos para mí hasta ese día; de tal manera que, para calmar los latidos de mi corazón, me ponía de pie y repetía: "Debe ser algún visitante que desea entrar en mi habitación, algún visitante retrasado que solicita entrar por la puerta de mi habitación; eso es, y nada más".
En ese momento mi alma se sentía más fuerte. No vacilando, pues, más tarde dije: "Caballero, o señora, imploro su perdón; mas como estaba medio dormido, y ha llamado usted tan quedo a la puerta de mi habitación, apenas si estaba seguro de haberlo oído". Y, entonces, abrí la puerta de par en par, y ¿qué es lo que vi? ¡Las tinieblas y nada más!
Escudriñando con atención estas tinieblas, durante mucho tiempo quedé lleno de asombro, de temor, de duda, soñando con lo que ningún mortal se ha atrevido a soñar; pero el silencio no fue turbado y la movilidad no dio ningún signo; lo único que pudo escucharse fue un nombre murmurado: "¡Leonora!". Era yo el que lo murmuraba y, a su vez, el eco repitió este nombre: "¡Leonora!". Eso y nada más.
Vuelvo a mi habitación, y sintiendo toda mi alma abrasada, no tardé en oír de nuevo un golpe, un poco más fuerte que el primero. "Seguramente - me dije -, hay algo en las persianas de la ventana; veamos qué es y exploremos este misterio: es el viento, y nada más".
Entonces empujé la persiana y, con un tumultuoso batir de alas, entró majestuoso un cuervo digno de las pasadas épocas. El animal no efectuó la menor reverencia, no se paró, no vaciló un minuto; pero con el aire de un Lord o de una Lady, se colocó por encima de la puerta de mi habitación; posándose sobre un busto de Palas, precisamente encima de la puerta de mi alcoba; se posó, se instaló y nada más.


Entonces, este pájaro de ébano, por la gravedad de su continente, y por la severidad de su fisonomía, indujo a mi triste imaginación a sonreír; "Aunque tu cabeza - le dije - no tenga plumero, ni cimera, seguramente no eres un cobarde, lúgubre y viejo cuervo, viajero salido de las riberas de la noche. ¡Dime cuál es tu nombre señorial en las riberas de la Noche plutónica!". El cuervo exclamó: "¡Nunca más!".
Quedé asombrado que ave tan poco amable entendiera tan fácilmente mi lenguaje, aunque su respuesta no tuviese gran sentido ni me fuera de gran ayuda, porque debemos convenir en que nunca fue dado a un hombre ver a un ave por encima de la puerta de su habitación, un ave o un animal sobre una estatua colocada a la puerta de la alcoba, y llamándose: ¡Nunca más!

Pero el cuervo, solitariamente posado sobre el plácido busto, no pronunciaba más que esas palabras, como si en ellas difundiese su alma entera. No pronunciaba nada más, no movía una pluma, hasta que comencé a murmurar débilmente: "Otros amigos ya han volado lejos de mí; hacia la mañana, también él me abandonará como mis antiguas esperanzas". El pájaro dijo entonces: "¡Nunca más!".
Estremeciéndome al rumor de esta respuesta lanzada con tanta oportunidad, exclamé: "Sin duda lo que ha dicho constituye todo su saber, que aprendió en casa de algún infortunado, a quien la fatalidad ha perseguido ardientemente, sin darle respiro, hasta que sus canciones no tuviesen más que un solo estribillo, hasta que el De Profundis de su esperanza hubiese adoptado este melancólico estribillo: ¡Nunca, nunca, nunca más!".
Pero como el cuervo indujera a mi alma triste a sonreír de nuevo, acerqué un asiento de mullidos cojines frente al ave, el busto y la puerta; entonces, arrellanándome sobre el terciopelo, quise encadenar las ideas buscando lo que auguraba el pájaro de los antiguos tiempos, lo que este triste, feo, siniestro, flaco y agorero pájaro de los antiguos tiempos quería hacerme comprender al repetir sus ¡Nunca más!


De esta manera, soñando, haciendo conjeturas, pero sin dirigir una nueva sílaba al pájaro, cuyos ardientes ojos me quemaban ahora hasta el fondo del corazón, trataba de adivinar eso y más todavía, mientras mi cabeza reposaba sobre el terciopelo violeta que su cabeza, la de ella, no oprimirá ya, ¡ay, nunca más!
Entonces me pareció que el aire se espesaba, perfumado por invisible incensario balanceado por serafines, cuyos pasos rozaban la alfombra de la habitación. "¡Infortunado! - exclamé -, tu dios te ha enviado por sus ángeles una tregua y un respiro, para que olvides tus tristes recuerdos de Leonora, ¡Bebe! ¡Oh!, bebe esa deliciosa bebida para que olvides tus tristes recuerdos de Leonora. ¡Bebe y olvida a la Leonora perdida!". Y el cuervo dijo: "¡Nunca más!".
"¡Profeta! - dije -, ¡ser de desdicha! ¡Pájaro o demonio, pero al fin profeta! Que hayas sido enviado por el tentador, o que la tempestad te haya hecho simplemente caer, naufragar, pero aún intrépido, sobre esta tierra desierta, en esta habitación que ha sido visitada por el Horror, dime, te lo suplico, ¿existe un bálsamo para mi terrible dolor? ¿Existe el bálsamo de Judea? ¡Di, di, te lo suplico!". Y el cuervo dijo: "¡Nunca más!".
"¡Profeta! - dije -, ¡ser de desdicha! ¡Pájaro o demonio, pero al fin profeta! Por el cielo que se extiende sobre nuestras cabezas, por ese Dios que ambos adoramos, di a esta alma llena de dolor si en el lejano paraíso podrá abrazar a una santa joven, a quien los ángeles llaman Leonora. Abrazar a una preciosa y radiante joven a quien los ángeles llaman Leonora". El cuervo dijo: "¡Nunca más!".
"¡Que esta palabra sea la señal de nuestra separación pájaro o demonio! - grité irguiéndome -. Vuelve a la tempestad, a las riberas de la Noche plutónica; no dejes aquí una sola pluma negra como recuerdo de la falsedad que tu alma ha proferido. Deja mi soledad inviolada. Abandona ese busto colocado encima de la puerta. Retira tu pico de mi corazón y precipita tu espectro lejos de mi puerta". El cuervo dijo: "¡Nunca más!".
Y el cuervo, inmutable, continúa instalado allí, sobre el pálido busto de Palas, precisamente encima de la puerta de mi habitación, y sus ojos se parecen a los ojos de un demonio que sueña; y la luz de la lámpara, cayendo sobre él, proyecta su sombra en el suelo; y mi alma, fuera del círculo de esta sombra que yace flotante sobre el suelo, no podrá volver a elevarse. ¡Nunca más!





viernes, 18 de octubre de 2013

Reseña: La mujer es una isla de Audur Ava Ólafsdóttir.





TITULO: La mujer es una isla.
SAGA: Libro único.
AUTOR: Audur Ava Ólafsdóttir.
GÉNERO: Narrativa.
PÁGINAS: 316.
EDITORIALPunto de lectura.
ISBN: 9788466327473.

Gracias a Punto de lectura por el ejemplar. 






-¿Puedo entonces ir a visitarte?
-Va a ser muy lejos, incluso a la otra punta del planeta -afirmo sorprendiendo no sólo a los hombres de mi vida sino, con un complot inesperado, también a mí misma-. Estaré mucho tiempo lejos -añado como para aumentar aún más la gravedad y la seriedad de mis palabras. De forma que ya no se puede volver atrás-. De todos modos te mandaré alguna postal, al menos -concluyó.


Sinopsis

Un viaje alrededor de Islandia y al interior del alma femenina
La protagonista de esta pequeña gran historia es una mujer de treinta y tres años cuyo marido acaba de pedirle el divorcio. Decidida a dar un giro radical en su vida, y tras la profecía de una médium que le asegura que en una distancia de 300 kilómetros ganará la lotería y conocerá a tres hombres —uno de los cuales será el amor de su vida—, emprende un viaje siguiendo la ruta que rodea Islandia. No irá sola: Tumi, el hijo de una amiga en apuros, dos muñecos de peluche, y una caja de libros y de cedés la acompañarán en el camino.

Opinión personal

La mujer es una isla de Audur Ava Ólafsdóttir es una novela un tanto peculiar. No sabría definirla dentro de un género literario en concreto. Se puede decir que esta historia me ha dejado algo desconcertada, pues durante todo su trascurso han pasado muchas cosas sin ocurrir nada. 

La protagonista, una mujer increíblemente inteligente que habla once idiomas, tiene 33 años. Acaba de romper la relación que mantenía con su amante y ese mismo día su marido le comunica que va a abandonarla por otra mujer, la cual, espera un hijo suyo. Poco después, ella, gana en un sorteo un bungalow y decide dar un viaje por la costa islandesa para decidir donde ubicarlo. En ese viaje se lleva al hijo de su amiga Audur, Tumi. Un niño sordo de 4 años. Pero no solo gana ese sorteo, la suerte parece acompañarla en ese sentido. 

Lo primero que nos encontramos con esta novela es con el carácter algo extraño de la protagonista. Ella le es infiel a su marido pero no parece sentir ninguna culpa o remordimientos. Su marido le comunica que la abandona y que va a ser padre con otra mujer y ella le prepara una gran cena, le deja que se lleve todo lo que quiera y se mete en la cama con él. Cualquiera diría que le importa todo un comino. 

Antes comentaba que me encuentro algo desconcertada con la novela pues durante su trascurso pasan muchas cosas sin ocurrir apenas nada. Con ello a lo que me refiero es que durante la narración de la novela suceden multitud de acontecimientos: divorcios, amantes, embarazada que bebe demasiado vino, niños a su cargo, premios de lotería, accidentes de coche, intentos de secuestro,... y un largo etcetera, pero, en la novela no se hace hincapié de apenas nada. Simplemente los acontecimientos van trascurriendo. Uno tras otro. Sin pena ni gloria. La protagonista pasa de un suceso al siguiente casi sin cuestionarse lo que ha sucedido. Ella lo acepta y busca solución. 

Algo que si he notado en La mujer es una isla es la calidad literaria que tiene la autora. No había leído nada de ella con anterioridad, pero si había leído muy buenas reseñas de su novela Rosa Candida. Hay sentimientos que acompañan la lectura: como la melancolía, la soledad, el desasosiego, el miedo,... los cuales traspasan las hojas y te engullen. La protagonista viaja a través de la costa islandesa hasta llegar al lugar donde se ubicará el bungalow, pero durante ese viaje lo que consigue es encontrarse a si misma, conocerse y aceptarse. 

Un aspecto por el que si se hace mucho hincapié durante el transcurso de la historia es las relaciones de pareja. Su desgaste con el tiempo. La sensación de no haber llegado a conocer a la persona que duerme a tu lado y la imposibilidad de poder hacerlo cuando ya todo se ha terminado.

La mujer es una isla se ha tildado de una novela con dosis de humor. Yo en concreto no he encontrado ese humor por ningún lado. 


Valoración final.

La mujer es una isla de Audur Ava Ólafsdottir es una novela un tanto 'extraña'. He estado más de una semana reflexionando sobre ella antes de hacer esta reseña y, a pesar del tiempo que me tomado, aún no he llegado a la conclusión de si me ha gustado o no
Por un lado, tiene una forma de sucederse los hechos muy lineal. No hay sobresaltos, ni giros, ni muchas cavilaciones sobre lo que va ocurriendo. Pero todo está narrado con mucha sensibilidad, dentro del mar de soledad y melancolía en el que está sumida la protagonista. Hermoso y triste a la vez. 
Por otro lado, tenemos unos personajes y una trama poco verosímiles, capaces de desmontar cualquier argumento con sus actos carentes de sentido. 
Sin lugar a dudas, La mujer es una isla, es una novela 'diferente'. La cual no voy a calificar, porque no tengo ni idea de lo que siento al respecto.  Eso si, no es apta para todos los públicos.






miércoles, 9 de octubre de 2013

Reseña: Las puertas del paraíso de V.C. Andrews (Casteel IV)

TITULO: Las puertas del paraíso.
SAGA: Casteel IV.
AUTOR: V. C. Andrews.
GÉNERO: Saga familiar.
PÁGINAS: 453.
EDITORIALSalvat, Colección V.C. Andrews
ISBN: 978847104834.


Serie Casteel.
Las puertas del paraíso.
Telaraña de sueños.



Cita del libro:

Mamá y papá habían desaparecido. Luke se mantenía alejado de mí, y yo me encontraba encerrada en aquella vieja casa, ocupando mi tiempo únicamente con la terapia, los baños calientes, las medicinas y los doctores; por cuánto tiempo era algo que yo ignoraba y que nadie podría predecir.  


Sinopsis

Tras el terrible accidente que truncó la vida de Heaven Leigh y Logan, la hija de Heaven, Annie Casteel Stonewall, se precipita a un abismo de desolación. A resultas de la tragedia la joven ha quedado con las piernas paralizadas y, desesperada, se aferra a un frágil sueño. Llevada a Farthingale Manor por el posesivo Tony Tatterton, Annie llora la pérdida de su familia, pero especialmente la de Luke, su hermanastro y amigo de su infancia, príncipe azul de sus fantasías. 

La autora: Virginia Cleo Andrews.

Cleo Virginia Andrews (6 de junio de 1923 - 19 de diciembre de 1986), más conocida como V. C. Andrews or Virginia C. Andrews fue una escritora estadounidense, nacida en Portsmouth, Virginia. Cuando era una adolescente sufrió una caída que le produjo lesiones que la obligaron a permanecer el resto de su vida en una silla de ruedas. Trabajó como artista comercial mientras publicaba varias novelas cortas y relatos en diferentes revistas. Hasta que su obra Flores en el ático alcanzó los nº 1 de las listas y se convirtió en una escritora de éxito. Murió a la edad de 63 años de cancer.
Sus trabajos combinan el terror gótico y la historia de una saga familiar, incluyendo la descripción de terribles secretos o amores prohibidos, en los que a menudo aparece el tema del incesto consentido entre ambas partes.
El éxito de sus obras (traducidas a numerosos idiomas) ha hecho que otro autor, Andrew Neiderman, haya sido contratado tras la muerte de la autora para continuar la escritura de novelas que siguen siendo publicadas con el nombre de V. C. Andrews.
Opinión personal

Las puertas del paraíso es el cuarto libro de la saga Casteel. Esta es la saga que estoy leyendo para el reto que organizó el año pasado Raquel Antúnez en su blog Contra los límites. 

En este cuarto libro conocemos a Annie, la hija de Heaven y Logan. Y en ella en quien se va a basar todo el argumento. En ella y en su primo y hermano, Luke. El hijo de Logan y Fanny. 
El argumento se basa en la vida de Annie tras la trágica muerte de sus padres. Ella queda paralítica y Tony Tatterton va en su busca para llevarla a Farthy. Annie y Luke siempre han imaginado Farthy como un castillo de cuento de hadas, y en otra época fue así, al menos en apariencia. Pero 18 años después de que Heaven atravesara aquellas puertas por última vez, Farthy ya no muestra la imagen de antaño. Ahora es una mansión decadente, sombría, sucia y desmadejada. Tony tampoco es lo que era, al igual que Farthy, su dueño ha sufrido una desmejoría notable. Y los años han hecho mella en el. 

El personaje de Annie no es a lo que estamos acostumbrados con las entregas anteriores. Heaven siempre había estado rodeada y en una cierta forma 'condicionada' por la pobreza que había sufrido en su pasado. Eso le había hecho ser fuerte y afrontar los problemas con resolución. En cambio, Annie, ha tenido una infancia feliz y protegida. Ha crecido siendo una niña mimada y consentida. Y eso me ha rechinado un poco. Son sus sueños con Farthy, los sueños de una niña pequeña y no los de una chica de 18 años, los que la han llevado a aquella mansión, bajo las garras de Tony, quien cada vez está más sumido en sus ensoñaciones. 

Cita de la reseña de Ángel negro. 
V.C. Andrews tenía una forma tu tétrica de plasmar sus historias, las cuales están siempre vinculadas a la pobreza y se desarrollan en lugares lúgubres. El el primer libro, Los sueños de Heaven Leigh, dejamos a la protagonista volando hacia su nueva vida en busca de sus parientes maternos, en Boston. Heaven solo desea una cosa, ser amada, pero por más que busca ese amor no lo encuntra. En Boston la cosa no es muy distinta. Sus abuela la trata como una invitada y el marido de ésta le impone ciertas reglas para poder permanecer allí. Poco a poco se va haciendo a la idea de que no conseguirá amor por parte de sus familiares así que se empieza a centrar en la venganza. 

Su relación con Luke, su hermano-primo es otra historia. Nos encontramos con el incesto, de nuevo. Y es que esta autora parece tener una cierta inclinación con algunos temas y los reutiliza en todas sus novelas. Incesto y violación. Creo que no hay ni un libro de VC Andrews que no toque alguno de esos dos temas. Cuando no los dos. 

Es la cuarta parte de una saga, así que para no revelar datos importantes de los anteriores libros no voy a entrar en muchos más detalles sobre la historia de Annie y Luke. Seré buena y no os haré grandes revelaciones. 

Cita de la reseña de Los sueños de Heaven Leigh.
Heaven Leigh es el prototipo de protagonista que tienen todos los libros de V. C. Andrews, una chica pobre, muy hermosa y con un gran talento, en ese caso, su inteligencia, qué vive sin saber verdaderamente quien es hasta que se hace la luz y descubre que su verdadera familia es rica. Lo cierto es que es muy fácil empatizar con ésta protagonista, y nos hace sufrir con sus calamidades. 

Cita de la reseña de Corazones caídos. V.C. Andrews escribe unas sagas familiares tétricas y oscuras, con una corriente gótica muy marcada. Todas sus sagas siguen unos mismos patrones y hay ciertos temas que coinciden en todas sus historias. Aún así cada una es diferente. La narración sigue los mismo patrones que las anteriores novelas, es en primera persona y a través de los ojos de Heaven. Creo que en el siguiente libro esto cambiará. 

Con esta novela hemos llegado al final del presente. Todos los personajes tienen ya su historia y su final. Bueno o malo. Todos han llevado a cabo su cometido y nos han revelado todos sus secretos. Excepto el origen de esta saga. El libro sobre Leight, la madre de Heaven. El cual es próximo. El gran final. 

Valoración final.

Las puertas del paraíso es la cuarta entrega de la serie Casteel. Una de las pocas sagas que están escritas completamente por la pluma de V.C. Andrews. 
Esta novela es la que menos me ha gustado, por ahora, de esta saga. El personaje de Annie se me atraviesa en ciertos momentos. 
Por lo demás, la novela sigue en la linea de la autora: tétrica, decadente, triste y con un romance oscuro.