Por fin hemos llegado a la Semana British que organizó Carmen del blog Carmen y amig@. Llevamos desde el día 10 de junio esperando para, por fin, poder tomar el té y leer entradas con acento británico.
No me costó mucho decidirme a participar, y en cuanto vi la propuesta pensé: Haré una entrada sobre grandes escritores y escritoras ingleses.
Puesto que la lista es demasiado larga, he resuelto hacer la entrada sobre escritoras inglesas y marginar a los hombres, ¿por qué? pues porque me gustan más como escriben. Suelo leer más libros escritos por mujeres y sus lecturas, la mayoría, me resultan mas satisfactorias. Y es que entre nosotras nos entendemos mejor.
Así que mi entrada va de Las Grandes Escritoras Inglesas de todos los tiempos.
Lo que vais a encontrar será una biografía de algunas de mis autoras favoritas. Quiero dejar claro que las biografías no las he escrito yo, solamente las he buscado por Internet. No es que sea vaga, es que hay biografías tan perfectas que no hay nada más que añadirles.
JANE AUSTEN
(Steventon, Gran Bretaña, 1775-Winchester, id., 1817) Novelista británica. Su padre, un clérigo protestante, era rector de la parroquia de Steventon. Séptima hija de una familia de ocho hermanos, su padre se encargó personalmente de su educación. En 1801, los Austen se trasladaron a Bath y, tras la muerte del cabeza de familia, en 1805, primero a Southampton y luego a Chawton, un pueblo de Hampshire, donde la escritora redactó la mayoría de sus novelas. La suya fue una vida sin grandes acontecimientos, apenas sin nada que turbara la placidez de una existencia pequeñoburguesa y provinciana; sólo muy de tarde en tarde realizaba algún que otro viaje a Londres. Tampoco llegó a contraer matrimonio.
Apacible, sereno y equilibrado es también su modo de novelar, la minuciosa y sutil ironía con que describe el ambiente que la rodea, el de la alta clase rural del sur de Inglaterra. La intriga narrativa suele ser de poca importancia, por lo que el interés de sus obras reside en los diferentes matices psicológicos de sus personajes, interpretados con gran agudeza, y en la descripción amable y comprensiva, pero no carente de maliciosa ironía, del ambiente social en que sitúa sus criaturas, que no es otro que el suyo propio, el de la burguesía acomodada.
Las seis novelas que escribió conviene agruparlas en dos períodos diferentes. Durante el primero vieron la luz una serie de títulos, algunos de los cuales tardaron más de quince años en ser editados. Éste fue el caso de Orgullo y prejuicio (Pride and prejudice), considerada la mejor de sus novelas, cuya redacción emprendió el año 1796, aunque no se publicaría hasta 1813. En ella, Austen relata la historia de las cinco hermanas Bennet y las tribulaciones de sus respectivos amoríos. También son de este períodoSentido y sensibilidad (Sense and sensibility, 1811), centrada otra vez en la historia de dos hermanas y sus asuntos amorosos, caracterizada por su realismo, y La abadía de Northanger (Northanger Abbey, 1818), una especie de parodia sobre la novela gótica, tan en boga a finales del siglo XVIII.
Su segunda etapa creativa empezó en 1811, y marcó su recuperación tras doce años de esterilidad creadora. El parque de Mansfield (Mansfield Park, 1814), Emma (1816) y Persuasión (Persuasion, publicada póstumamente) son títulos que corresponden a este momento, y todos ellos narran los enredos románticos de sus tres heroínas, tratados con gracia y profundidad. Tiempo después de su muerte aparecieron varias novelas incompletas, como Los Watson, Fragmentos de una novela, Plan para una novela y su correspondencia, publicada bajo el título de Cartas.
Jane Austen contó desde un principio con una acogida excelente para sus novelas, en un momento en que la temática romántica parecía agotada. Son relatos en que predominan la observación incisiva y los detalles meticulosos en una trama que consigue dar fuerza a acontecimientos en apariencia triviales y cotidianos, y que rescatan, incluso para los personajes secundarios, un cierto sentido de universalidad que tan gratos los hizo a los lectores y por los cuales la escritora se convirtió en uno de los grandes difusores de la novela británica.
LAS HERMANAS BRONTË
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Las hermanas Brontë: Emily, Charlotte y Anne. |
Charlotte Brontë (Yorkshire, Reino Unido, 1816-id., 1855), Emily Brontë (Yorkshire, 1818- id., 1848) y Anne Brontë (Yorkshire, 1820-id., 1849) Poetisas y novelistas británicas. Nacidas en el seno de una familia irlandesa anglicana, las Brontë tenían dos hermanas más, Elizabeth y Maria, que murieron muy jóvenes, y un hermano, Patrick, con el cual escribieron una larga colección de textos en los primeros años de sus vidas. Su padre, Patrick Brontë, fue rector de Haworth, cargo que desempeñó hasta su muerte. Su madre, Maria, murió cuando eran niñas, en 1821. En 1820 la familia se trasladó a Haworth.
En su infancia, las Brontë fueron educadas en casa, excepto un año, 1823, en que Charlotte y Emily estudiaron en la escuela religiosa de Cowan Bridge, en Lancashire. Charlotte evocaría en Jane Eyre(1847) la historia dolorosa de esa época.
En 1842, Charlotte y Emily, tras haberse dedicado un tiempo a la enseñanza, se trasladaron a Bruselas con la intención de aprender idiomas, pero Emily regresó pronto a Haworth. En 1846, las tres hermanas publicaron conjuntamente los Poemas de Currer, Ellis y Acton Bell, lo que significó la ruptura con su hermano, aunque sólo vendieron dos copias.
Sin embargo, un año después, aparecieron tres obras que fascinaron a los lectores: Jane Eyre, de Charlotte, Agnes Grey, de Anne, y Cumbres borrascosas, de Emily. Atravesada por pasiones incontroladas y una atmósfera romántica y sobrecogedora, esta última se ha convertido en un clásico de la novela gótica. Poco antes de la muerte de su hermano y de Emily, ambos fallecidos en 1848, Anne publicó El inquilino de Wildfell Hall, su última obra ya que murió sólo un año después.
En los años siguientes, Charlotte fue varias veces a Londres, para promover la publicación de su obra, y a Manchester, donde visitó a su futura biógrafa, la novelista Elizabeth Gaskell, a quien invitó a Haworth.Villette apareció en 1853. Durante estos años, Charlotte rechazó tres propuestas matrimoniales, para casarse finalmente, en 1854, con Arthur Bell Nicholls. Aún empezó otro libro, Emma, que no consiguió terminar.
ELIZABETH GASKELL
Elizabeth Gaskell nació en 1810 en el 93 de Cheyne Walk, Chelsea, en lo que era en ese entonces los suburbios de Londres. Su madre, Eliza Holland, provenía de una familia prominente de Midlands que poseía buenas conexiones con otras familias unitarias importantes como los Wedgood y los Darwin. Falleció en 1812 cuando Elizabeth era una bebé (la muerte de la madre está presente en Mary Barton]). Su padre, William Stevenson, un pastor y escritor unitario, volvió a contraer matrimonio.
La mayor parte de su infancia transcurrió en Cheshire, donde vivía con su tía, Hannah Lumb, en Knutsford; este pueblo lo inmortalizaría más tarde como Cranford, una novela muy difundida siempre (y que sirvió de base a la premiada serie de televisión Cranford en 2007). Vivían en una casa grande de ladrillos rojos, Heathwaite, en Heathside (ahora Gaskell Avenue), frente a una gran zona abierta de Knutsford Heath. Así como también vivió en Stratford-upon-Avon y en el norte de Inglaterra.
También vivió durante algún tiempo en Newcastle upon Tyne (con el reverendo William Turner) y en Edimburgo. Su madrastra era hermana del artista de miniaturas escocés, William John Thomson, que pintó un famoso retrato de Elizabeth en 1832.
En el mismo año, Elizabeth se casó con William Gaskell, un pastor de la Capilla Unitaria de Cross Street enMánchester, que tenía su propia trayectoria literaria. Tenía 22 años. Pasó la luna de miel la pasaron en Gales del Norte, con el tío de Elizabeth, Samuel Holland, que vivía próximo a Porthmadog. Se establecieron en Manchester, donde las cercanías industriales le brindarían inspiración para sus novelas (en el género de la novela industrial). Los círculos en los que se manejaban los Gaskell giraba en torno a grandes literarios, disidentes religiosos y reformadores sociales, incluyendo a William y Mary Howitt.
Gaskell compró el nº84 de Plymouth Grove, Mánchester, en 1850, tras la publicación de su primer libro, y vivió en la casa, junto a su familia, hasta su muerte 15 años más tarde. Todos los libros de Gaskell, excepto uno, fueron escritos en esa casa, mientras su marido participaba en comités sobre asistencia social y ejercía de tutor, en su estudio, para los pobres. La casa fue diseñada al estilo del Renacimiento griego (en inglés,Greek Revival), por el arquitecto Richard Lane hacia 1838, como parte de un desarrollo más amplio de la zona para la nueva y emergente clase media. El diseño del edificio es único: alberga 20 habitaciones en tres pisos con un porche de frente rectangular que contiene cuatro columnas esculpidas que les dan una forma de hoja de nenúfar, similar al de la Torre de los Vientos, en Atenas.
Entre quienes visitaban la casa se encuentran Charles Dickens, John Ruskin, Harriet Beecher Stowe y el escritor estadounidense Charles Eliot Norton. Por otro lado, el director Charles Hallé vivía en las cercanías, y le enseñó a tocar el piano a una de las cuatro hijas de Gaskell. Se estima que la escritora Charlotte Brontë, gran amiga suya a lo largo de toda su vida, estuvo en casa de Gaskell en tres ocasiones, una de las cuales, dada su timidez, se escondió detrás de las cortinas de la recepción.
La casa y sus alrededores sufrieron un serio deterioro. Actualmente se sitúa próximo a una urbanización, grandes hospitales, y a un área residencial popular de estudiantes. La villa neoclásica se encuentra en un estado muy pobre de reparación y posee severos problemas estructurales. La casa se encuentra enlistada en el grado II y está citada en el patrimonio inglés de Edificaciones en Registro de Riesgo (Buildings at Risk Register). La vivienda perteneció a la familia Gaskell hasta 1913, cuando fue ofrecida a numerosas organizaciones, entre ellas, el gobierno local. La Universidad de Mánchester compró el inmueble en 1969, habilitándolo al uso de la Sociedad Internacional. La universidad renunció a su tenencia en el año 2000, y cuatro años más tarde, en 2004, fue adquirido por la Fundación de Edificios Históricos de Manchester que planificó una restauración de 2,5 millones de libras esterlinas, dejándolo abierto al público.
La casa se encuentra a 5 minutos de Victoria Baths, otro hito histórico de la era victoriana que requiere de una vasta reforma.
La primera novela de Gaskell, Mary Barton, fue publicada de forma anónima en 1848 y la hizo célebre. Parece que fue espoleada por la muerte de su único hijo varón. Abordaba allí con crudeza la vida humilde de la clase trabajadora de Mánchester, y lo hacía con viveza, emoción y un suave humorismo, que le emparejan con el realismo mitigado de Charles Dickens.
Sus trabajos más conocidos hoy son tres novelas Cranford (1853), mirada humorística sobre la población ya citada (que publicó primero por entregas), Norte y Sur (1854), y Esposas e hijas (1865), éstas dos de gran extensión. Obtuvo prestigio por su escritura, apoyada por su amigo Charles Dickens, quien publicó su obra en la revista Household Words. Otras novelas son de carácter más idílico rural: The Moorland Cottage (1850), Lizzie Leigh (1855), que están incluidas en colecciones de relatos y novelas breves, así como otra muy conocida, Cousin Phillis (1864), donde hace un retrato sutil de un idilio en el campo, complicado por decisiones inusitadas y dolorosas de algún personaje.
Sus relatos sobre fantasmas (y con estas historias tuvo eco también la escritora), son a veces diferentes en estilo respecto a la ficción industrial o psicológica, y pertenecen en principio al género gótico, aunque esté presente siempre una distancia crítica, expresada con sus comentarios expresos, o un toque realista a veces dominante. En todo caso, se incluye a Gaskell no sólo en el grupo tan excelente de novelistas femeninas inglesas del siglo XIX, sino en el conjunto de escritores que elevaron la literatura inglesa —y europea— a las más altas cotas gracias a su temple, inteligencia y 'humour'.
Gaskell generalmente enmarca sus historias como críticas de actitudes contemporáneas, en particular aquellas que concernían a las mujeres, con narrativas complejas y personajes femeninos dinámicos.2 Además de su literatura, Gaskell también escribió la primera biografía de Charlotte Brontë, que jugó un papel importante en el desarrollo de la reputación de su compañera escritora victoriana. Ella, en cambio, no dio demasiadas pistas sobre su propia vida, como señalan los críticos.
AGATHA CHRISTIE
En 1914 se había casado con Archibald Christie, de quien se divorció en 1928. Sumida en una larga depresión, protagonizó una desaparición enigmática: una noche de diciembre de 1937 su coche apareció abandonado cerca de la carretera, sin rastros de la escritora. Once días más tarde se registró en un hotel con el nombre de una amante de su marido. Fue encontrada por su familia y se recuperó tras un tratamiento psiquiátrico. Dos años después se casó con el arqueólogo Max Mallowan, a quien acompañó en todos sus viajes a Irak y Siria. Llegó a pasar largas temporadas en estos países; esas estancias inspiraron varios de sus centenares de novelas posteriores, como Asesinato en la Mesopotamia(1930), Muerte en el Nilo (1936) y Cita con la muerte(1938).
La estructura de la trama de sus narraciones, basada en la tradición del enigma por descubrir, es siempre similar, y su desarrollo está en función de la observación psicológica. Algunas de sus novelas fueron adaptadas al teatro por la propia autora, y diversas de ellas han sido llevadas al cine. Entre sus títulos más populares se encuentran Asesinato en el Orient-Express (1934), Muerte en el Nilo (1937) y Diez negritos (1939). En su última novela, Telón (1974), la muerte del personaje Hércules Poirot concluye una carrera ficticia de casi sesenta años.
Quizá su mejor obra es una de las primeras, El asesinato de Roger Ackroyd (1926), en la que la autora se sirvió del relato en primera persona para ocultar y al mismo tiempo revelar la identidad del asesino. EnEl asesinato de Roger Ackroyd, el médico rural Sheppard no sólo representa el papel de ayudante del detective belga Hércules Poirot, sino que anota también los acontecimientos originados por un asesinato por envenenamiento ocurrido con anterioridad, un suicidio y el crimen mencionado en el título. Proyecta publicar cierto día su informe como uno de los pocos casos "no resueltos" por el famoso Poirot, y mantiene tan refinadamente encubiertos los datos relativos a su propio papel, que al final permite que el propio Poirot vea sus anotaciones.
Lo que según sus propias manifestaciones seducía a Agatha Christie de esta constelación era la necesidad de formular determinados pasajes del informe de una manera tan ambigua, que al final, cuando Poirot reúne las piezas sueltas del rompecabezas, el consternado lector tiene que confesar que erróneamente no incluyó al farsante Sheppard en sus consideraciones. Esta refinada construcción ha convertido El asesinato de Roger Ackroyd en una de aquellas raras novelas policíacas cuya segunda lectura produce en el aficionado a este género más placer intelectual que la primera.
Agatha Christie ha tenido admiradores y detractores entre escritores y críticos. Se le acusa de conservadurismo y de exaltación patriótica de la superioridad británica. Pero se reconoce también su habilidad para la recreación de ambientes rurales y urbanos de la primera mitad del siglo XX de la isla inglesa, su oído para el diálogo, la verosimilitud de las motivaciones psicológicas de sus asesinos, e incluso su radical escepticismo respecto de la naturaleza humana: cualquiera puede ser un asesino, hasta la más apacible dama de un cuidado jardín de rosas de Kent.
Además de investigadores ocasionales, como un voluminoso y burocrático detective, imitación del míster Pond de G. K Chesterton, o una pareja de jóvenes espías ingleses adiestrados en la Primera Guerra Mundial, inventó dos de los detectives más famosos del género: Hércules Poirot, belga residente en Londres, ayudado por un inepto coronel Hastings que homenajea al Watson de Arthur Conan Doyle, y Miss Marple, una solterona chismosa que extrae de lo observado en su pueblo natal, St. Mary Mead, el saber necesario para descubrir, mediante sorprendentes analogías, la autoría de crímenes misteriosos en las casas de campo o en los hoteles y balnearios que suele visitar.
Agatha Christie fue también autora teatral de éxito, con obras como La ratonera o Testigo de cargo. La primera, estrenada en 1952, se representó en Londres ininterrumpidamente durante más de veinticinco años; la segunda fue llevada al cine en 1957 en una magnífica versión dirigida por Billy Wilder. Utilizó un seudónimo, Mary Westmaccot, cuando escribió algunas novelas de corte sentimental, sin demasiado éxito. En 1971 fue nombrada Dama del Imperio Británico.
MARY SHELLEY
Nació el 30 de agosto de 1797 en Londres. Hija del filósofo William Godwin y de la escritora y feministaMary Wollstonecraft. A los pocos días de su nacimiento su madre ,quien había escrito Vindication of Women Rights, murió de unas fiebres dejando a su marido al cuidado de Mary y de su hermana de tres años y medio Fanny Imlay. Casado Godwin posteriormente con una viuda que ya tenía dos hijas con la que el filósofo alumbraría un nuevo vástago.
En 1814, a los dieciséis años de edad, Mary abandonó su hogar y su país con el poeta Percy Shelley, con el que había iniciado una relación a pesar de estar casado. La pareja viajó a Francia y a Suiza. Perdidamente enamorada de Percy B. Shelley desde la primera vez que lo vio, Godwin, no puso ningún reparo en que corriera tras él. No fue ese el caso de la esposa del poeta quien, humillada, ofendida y embaraza siguió a la feliz pareja hasta La Spezia, localidad de la costa italiana en que se establecieron. A los desarreglos deducibles de semejante situación no tardó en sumarse el mismísimo Byron, siempre afecto a toda clase de desórdenes.
John Clute, en su interesante "Enciclopedia de la Ciencia Ficción", no duda en afirmar que una hermana de Mary, a la sazón también alojada en La Spezia, frecuentaba la cama del lord. En cualquier caso, la comunidad se deshace con los suicidios de una segunda hermana de Mary y de la esposa de Shelley.
Contrajeron matrimonio en 1816, después de que la primera esposa de Shelley se quitara la vida ahogándose. Fruto de esta convivencia fueron varios embarazos y un único hijo, un varón, sólo el pequeñoPercy Florence sobrevivió a la infancia.
Creadora del libro que inauguró la ciencia ficción y que aún hoy se erige como uno de los grandes relatos de horror de todos los tiempos; en 1818 publicó la primera y más importante de sus obras, la novelaFrankenstein o el moderno Prometeo. Según parece, escribió la historia de Victor Frankenstein por una apuesta. La noche del 16 de junio de 1816, se reunió con Lord Byron y otros en una villa en los alrededores de Ginebra. Encerrados en la casa por una tormenta, se leyeron cuentos de terror para entretenerse. Mary imaginó entonces a Frankestein inspirada en una pesadilla que tuvo a los dieciocho años de edad. Escribió la novela tras una apuesta con Byron, tal y como narra ella misma en el prólogo de la edición de "Frankenstein" de 1831. Esta obra, un logro más que notable para una autora de sólo 20 años, se convirtió de inmediato en un éxito de crítica y público. La historia de Frankenstein, estudiante de lo oculto y de su criatura subhumana creada a partir de cadáveres humanos, se ha llevado al teatro y al cine en varias ocasiones.
No logró tal popularidad con ninguna de sus obras posteriores o la excelencia de esta primera, pese a que escribió otras cuatro novelas, varios libros de viajes, relatos y poemas. Su novela El último hombre (1826), considerada lo mejor de su producción, narra la futura destrucción de la raza humana por una terrible plaga.Lodore (1835) es una autobiografía novelada. Tras la muerte de su esposo, en 1822, Mary se dedicó a difundir la obra del poeta. Publicó así sus Poemas póstumos (1824) y editó sus Obras poéticas (1839) con valiosas y detalladas notas.
Mary Shelley falleció mientras dormía el 1 de febrero de 1851. Su última voluntad fue ser enterrada junto a sus padres. Descansan en el cementerio de St Peter, Bournemouth.
VIRGINIA WOOLF
(Adeline Virginia Stephen; Londres, Reino Unido, 1882-Lewes, id., 1941) Escritora británica. Hija de sir Leslie Stephen, distinguido crítico e historiador, creció en un ambiente frecuentado por literatos, artistas e intelectuales. Tras el fallecimiento de su padre, en 1905, se estableció con su hermana Vanessa –pintora que se casaría con el crítico Clive Bell– y sus dos hermanos en el barrio londinense de Bloomsbury, que se convirtió en centro de reunión de antiguos compañeros universitarios de su hermano mayor, entre los que figuraban intelectuales de la talla del escritor E. M. Forster, el economista J. M. Keynes y los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, y que sería conocido como el grupo de Bloomsbury.
En 1912, cuando contaba treinta años, casó con Leonard Woolf, economista y miembro también del grupo, con quien fundó en 1917 la célebre editorial Hogarth Press, que editó la obra de la propia Virginia y la de otros relevantes escritores, como Katherine Mansfield, T. S. Eliot o S. Freud. Sus primeras novelas,Viaje de ida y Noche y día, ponen ya de manifiesto la intención de la escritora de romper los moldes narrativos heredados de la novelística inglesa anterior, en especial la subordinación de personajes y acciones al argumento general de la novela, así como las descripciones de ambientes y personajes tradicionales; sin embargo, estos primeros títulos apenas merecieron consideración por parte de la crítica.
Sólo con la publicación de La señora Dolloway y Alfarocomenzaron a elogiar los críticos su originalidad literaria. En estas obras llaman ya la atención la maestría técnica y el afán experimental de la autora, quien introducía además en la prosa novelística un estilo y unas imágenes hasta entonces más propios de la poesía. Desaparecidas la acción y la intriga, sus narraciones se esfuerzan por captar la vida cambiante e inasible de la conciencia.
Influida por la filosofía de Henri Bergson, experimentó con especial interés con el tiempo narrativo, tanto en su aspecto individual, en el flujo de variaciones en la conciencia del personaje, como en su relación con el tiempo histórico y colectivo. Así, Orlando constituye una fantasía libre, basada en algunos pasajes de la vida de Vita Sackville-West, amiga y también escritora, en que la protagonista vive cinco siglos de la historia inglesa. En Las olas presenta el «flujo de conciencia» de seis personajes distintos, es decir, la corriente preconsciente de ideas tal como aparece en la mente, a diferencia del lógico y bien trabado monólogo tradicional.
Escribió también una serie de ensayos que giraban en torno de la condición de la mujer, en los que destacó la construcción social de la identidad femenina y reivindicó el papel de la mujer escritora, como en Una habitación propia. Destacó a su vez como crítica literaria, y fue autora de dos biografías: una divertida recreación de la vida de los Browning a través de los ojos de su perro (Flush) y otra sobre el crítico Robert Fry (Fry). En uno de los accesos de una enfermedad mental que había obligado a ingresarla en varias ocasiones a lo largo de su vida, el 28 de marzo de 1941 desapareció de su casa de campo, hasta que días después su cuerpo fue hallado en el río Ouse.
J.K. ROWLING
La escritora británica Joanne Kathleen Rowling se ha hecho célebre por su serie de novelas dedicadas a las aventuras de Harry Potter, que se ha convertido en uno de los mayores fenómenos literarios de la historia. Las aventuras del héroe infantil Harry Potter, niño huérfano con poderes mágicos capaz de evadirse a voluntad a un mundo de fantasía, consiguieron batir todos los récords de ventas en la literatura del género, aunque muchos críticos se mostraban reacios a encasillar los libros de Rowling como cuentos para niños, como ocurriera con el famoso Tom Sawyer de Mark Twain. La persona que ha hecho posible que muchos niños y adolescentes prefieran leer un libro a pasar las horas muertas delante del televisor es una tímida británica que se propuso escribir siete entregas de la serie, que equivalen a los cursos que el protagonista debe superar en la escuela de magia y hechicería a la que asiste cuando se escapa de la horrible realidad cotidiana en casa de sus mezquinos tíos.
Según algunos críticos literarios, la autora logró crear en sus novelas una inquietante atmósfera atractiva a los ojos de lectores de muy diversa condición y edad, a partir de influencias reconocibles en los libros de escritores británicos como Enid Blyton, Richmal Crompton o el danés Roäl Dahl. Pero, paradójicamente, ella misma afirmaba que nunca pretendió escribir fantasía y que la idea le surgió a partir de sus propios recuerdos de la infancia. Prácticamente desconocida y con problemas económicos en la primera mitad de la década de los noventa, cuando vivía de una modesta pensión como desempleada, se ha convertido en una mujer rica y popular en Europa y sobre todo en Estados Unidos, donde multitudes de niños acompañados por sus padres soportan largas colas en las librerías para hacerse con las últimas aventuras del pequeño mago.
La infancia que nutrió a Potter
Joanne Kathleen Rowling nació el 31 de julio de 1965 en la pequeña localidad británica de Chipping Sodbury, cerca de Bristol, en el suroeste de la isla. Debido al trabajo de su padre, Peter, ingeniero de la compañía Rolls-Royce casado con Anne, una escocesa con raíces francesas, su familia tuvo que cambiar de residencia en varias ocasiones durante la infancia de las pequeñas Jo y Di, cariñosos apelativos familiares de la futura novelista y su hermana menor, Dianne.
Tras una breve estancia en Yate, se mudaron a Winterbourne, siempre sin alejarse de los suburbios de Bristol, entorno en el que se forjaron los primeros recuerdos de la imaginativa niña, que pasaba horas compartiendo sueños y fantasías con su hermana. Lectora y escritora precoz, entusiasta aficionada a devorar novelas para adultos, a los seis años ideó un conejo que tuvo el honor de ser su primer héroe en un cuento que titulóRabbit.
En Winterbourne las niñas hicieron amigos entre el vecindario; uno de ellos se llamaba Ian Potter. Aficionada a adoptar nombres extraños para los protagonistas y lugares de sus novelas, muchos años después Joanne tomó prestado ese apellido para dar vida a su famoso personaje. Cuando Jo tenía nueve años, los Rowling hicieron realidad su sueño y se mudaron a un área rural del condado de Gwent llamada Forest of Dean, núcleo de población cercano a Chepstow, donde las dos hermanas descubrieron el placer de jugar en los verdes campos británicos próximos al río Wye.
Pero el feliz cambio tuvo su contrapartida en los problemas en la nueva escuela a la que asistieron las Rowling y que acabó por convertirse en un tormento para la mayor de las hermanas, quien recordaría durante años a su odiada profesora Mrs. Morgan, hasta el punto de trasladarla a sus novelas y hacer que encarnara a uno de sus malévolos personajes.
La pecosa, estudiosa y bastante insegura «gafotas» Joanne, según su propia definición, creció y dejó la escuela primaria de Tutshill para entrar en la de Wyedean, donde empezó a interesarse por los idiomas. Alumna aplicada, pronto destacó también por su afición a contar historias a un reducido círculo de amigos, quienes escuchaban con atención la narración de largos relatos en los tiempos del recreo. Durante su adolescencia escribió mucho, pero, con la excepción de algunos divertidos cuentos, nunca se atrevió a mostrar sus manuscritos a nadie.
Años difíciles
Una vez graduada en Wyedean, Joanne K. Rowling se matriculó en la Universidad de Exeter, donde, siguiendo el consejo paterno, estudió francés con el propósito de encontrar después un buen trabajo como secretaria bilingüe. Con los títulos de lengua y literatura francesas todavía relucientes, se trasladó a la sede de Amnistía Internacional en Londres para realizar un trabajo de investigación sobre las violaciones a los derechos humanos en el África francófona.
Tras este breve período de formación empezó a trabajar como secretaria, pero pronto descubrió que el orden y la rutina no iban con ella. Varias experiencias frustrantes en diferentes empresas, unidas a la triste desaparición de su madre, enferma de esclerosis múltiple, la llevaron a dejarlo todo a los veintiséis años y a abandonar el país con la intención de enseñar inglés en el extranjero.
En Lisboa disfrutó enseñando su lengua materna a alumnos portugueses y tuvo bastante tiempo para escribir, su verdadera vocación. Allí conoció y se enamoró de Jorge Arantes, un periodista de la televisión portuguesa con el que contrajo matrimonio en octubre de 1992 y con quien, un año más tarde, tuvo una hija a la que llamó Jessica «en honor a una brigadista británica que había luchado en la guerra civil española», según afirmó en una entrevista. Pese al feliz acontecimiento, el matrimonio no prosperó y pronto acabó en divorcio.
Madre de una niña pequeña y sola en un país extranjero, en 1996 Joanne decidió regresar a Gran Bretaña y se instaló en la ciudad escocesa de Edimburgo, cerca de su hermana Dianne, donde llegó con la firme intención de acabar y publicar una novela sobre un tal Harry Potter, personaje infantil con poderes mágicos, cuyas andanzas había imaginado bastante tiempo atrás durante un interminable viaje en tren entre Manchester y Londres.
La tenaz profesora de francés pasó muchas tardes de su vida escribiendo «para sí misma» en un cálido café próximo a un pequeño apartamento sin calefacción en el que malvivía con su hija. Finalmente, la infatigable novelista logró una beca del Scottish Arts Council que le permitió concluir, cinco años después de empezada, la que entonces era la obra de su vida: Harry Potter y la piedra filosofal.
El éxito
Recorrió sin éxito con la copia mecanografiada por ella misma editoriales del prestigio de Penguin y Harper Collins, hasta que en 1997 consiguió por fin que la prestigiosa firma británica Bloomsbury publicara el libro. Pocos meses después, Scholastic Press compró los derechos de la novela para Estados Unidos, por una suma superior a los 14,5 millones de pesetas, una cifra muy importante para un libro infantil. Rowling empezó a ser popular en su propio país, y durante los primeros meses se vio ampliamente superada por la situación, sin poder escribir ni una sola línea.
A punto de acabar el segundo libro de la serie, entró en una fase crítica y llegó a pensar que estaba escribiendo «basura», según confesaría tiempo después en una entrevista. Nada acostumbrada a manejar semejantes sumas de dinero ni a la presión de los medios de comunicación, Joanne se bloqueó y tardó en adaptarse a la nueva situación, hasta el punto de verse obligada a modificar su sencillo estilo de vida. Tuvo que dejar de escribir en el mismo café debido al acoso de admiradores y curiosos, que convirtieron el local en lugar de peregrinación, y adoptó una postura defensiva frente a las intromisiones en su vida privada. Después decidió dejar las clases definitivamente para dedicarse por entero a lo que siempre había anhelado: escribir.
La publicación de su primer libro -firmado con las iniciales J. K. por consejo de los editores, recelosos de que los niños no quisieran leer un libro sobre un chico escrito por una mujer- supuso un giro mágico en su vida. La realidad del extraordinario éxito superó ampliamente todas las expectativas de las editoriales británica y estadounidense que lo habían publicado. Las posteriores ediciones de los siguientes libros de la serie (Harry Potter y la cámara secreta y El prisionero de Azkabán) reafirmaron el éxito inicial y dieron lugar a un fenómeno literario, al que la prensa denominó «pottermanía».
Condecorada con el título de Oficial del Imperio Británico y convertida en la persona que ocupa el tercer lugar por volumen de ganancias en su país, según un listado de la prestigiosa revista Forbes, Joanne trató de mantener contra viento y marea su discreto estilo de vida. Todas las mañanas siguió llevando a su hija al colegio siempre que las giras promocionales de sus novelas se lo permitían, y procuró escribir los restantes libros de Harry Potter en otros cafés de Edimburgo, lejos del acoso de los periodistas.
Y hasta aquí hemos llegado con mis escritoras inglesas. Hay más, muchas más. Pero me harían falta cien entradas como ésta para homenajearlas a todas.
Ahora os dejo con la hora del té.