miércoles, 10 de abril de 2013

Opinión de Mauro Álvarez Toledo sobre la novela romántica.


Ayer publiqué la reseña de Adoro a Mauro y os contaba lo mucho que me ha gustado este personaje. Su autora, Yolanda Quiralte, me ha pasado este texto para compartirlo. Lo he leído y me ha encantado. 
Os lo dejo aquí para que conozcáis un poquito a Mauro y, si os gusta, no dudéis en leer su libro.

OPINIÓN DE MAURO ÁLVAREZ TOLEDO SOBRE LA NOVELA ROMÁNTICA.
 
Por si no tuviera bastante con el curro, el viernes pasado, recibí una llamadita del Club de Lectura Romántica de la Biblioteca. Ja, las señoritas, quieren saber qué opinión tiene sobre las novelas románticas, un jabalí de la pradera como yo, un macho ibérico, un tío bueno como hay pocos en este país. O sea, un maduro treintañero asentado, cabal y emancipado. Mauro Álvarez Toledo. Sí señor. Ese soy yo.
Sobra decir que las conozco a todas. ¿Cómo iba yo a perderme una asociación de mujeres? Todas más buenorras que un pan. Y majas, porque las muchachas son majas. Están, como para invitarlas a macarrones (único y exclusivo plato que sé cocinar y que atrae a las féminas como las moscas a la mierda las abejas a la miel – me he propuesto ser fino, que son escritoras. No pienso decir ni un solo taco. Palabrita).
Así, que aquí me veis, discurriendo como un poseso en las horas de guardia, mientras: el conserje del instituto se rasca los huevos (literal), apoyado en la columna de mármol, que sujeta habitualmente para que no se derrumbe el edificio, mi compañero del departamento de historia, dobla las bolsas del supermercado, en perfectos triángulos equiláteros, los del departamento de matemáticas, flipan a lo bestia calculando el porcentaje que ciertos cabrones (¡¡¡hay que ser fino Mauro, por Dios!!!) políticos mal intencionados, nos han reducido del salario, por ser funcionarios, etc.
Vamos, que haciendo un rápido resumen, así, sin aportar más datos, no hay nadie que esté en su puesto trabajando. Nadie, excepto yo, que me hallo inmerso en un interesante estudio sociológico con el que pretendo averiguar por qué las mujeres se pasan horas y horas leyendo novela romántica.
Las “romanticonas”, me han sugerido que quizás para opinar, sería conveniente que me leyera alguno de sus libros. Lógicamente, se pelearon por regalarme cada uno el suyo, de hecho, casi lucharon como leonas en el barro por mí. No sé qué les doy a las niñas, la verdad. Debe ser esa sutil mezcla de endorfinas perfectamente adoctrinadas junto a mi buenísima y sofisticada educación. Al final, acabo atontándolas a todas. Provoco terremotos emocionales… Soy el puto prostituto amo.
En fin, que no sé cómo, terminé con uno de esos librajos entre las manos. Uno que se titula “El rescate”, de una tal Julia Garwood (habrá que conocerla, que esta se me “ha escapao”). Como podréis comprender, me he visto obligado a forrar la portada con una hoja de periódico, porque en ella había un tío casi en pelotas, con la mirada fogosa y los pelos al viento, con músculos hasta en las orejas, sujetando a una señorita descocada, morena, y vestida tan solo con algo que parece un camisón. A lo lejos, unas montañas de color verde, donde parece hacer un frío de cojones espanto, y un riachuelo de aguas tan frías que deben dejar los huevos como chinchetas heladas. (Como siga igual de fino, voy a acabar escribiendo como estas pavas, artistazas).
Antes de ponerme a leer semejante bodrio muestra literaria, he decidido hacerme un café cargadito, porque es más que evidente que me voy a quedar vegetando en cuanto pose mis pupilitas en la novela, así que, caminando con estilo, como viene siendo habitual en mí, me levanto de la silla de terciopelo marrón, más vieja que la columna que sujeta el conserje, y camino tres pasos y medio hasta la cafetera de puta madrede última generación, que nos hemos comprado entre todos. La del actor ese, el guaperas de pelo canoso que hacía una serie en un hospital.
Mientras miro cómo sale el chorrito de café, aromatizado con castañas, en mi caso, lucho por comprender qué le ven al pájaro éste en cuestión, cosa que averiguo justo en el momento en que me abraso la punta de la lengua atraído por el jodío aroma a castaña. Quizás lo del “pájaro”, sea “la cuestión” ja, ja. Soy un as del humor fino e inteligente.
Bueno, a lo que iba, armado ya con mi cafelito, me acerco a la tortura que sin duda me espera, con la firme convicción, de que voy a ser incapaz de pasar de la página de los agradecimientos, que sé que los va a haber, porque estas tías sensibleras son muy agradecidas.
Me siento, respiro hondo, miro a mi alrededor no vaya ser que alguien tenga rayos x en los ojos y traspase el papel de periódico y… argg ¡¡los pelos de punta!... abro el libro. Me sorprende que no caiga ninguna baba juas juas juas.
Vale, voy a ponerme serio. Paso la primera página. Ajá, aquí está la dedicatoria. Humm, pequeña y sincera. Bien, no pasa nada, sigo adelante. Lee, Mauro, lee:

“Inglaterra, bajo el reinado de Ricardo I
Las desgracias siempre llegan de noche.
La madre de Gillian murió durante las oscuras horas de la noche, luchando por traer al mundo una nueva vida. Su joven y aturdida cria¬da, ansiosa por ser la primera en comunicar la triste noticia, despertó a las dos pequeñas para…”
… jum, jum, jum. Parece interesante. Remuevo el culo en el asiento. Necesito situarme mejor. Es difícil concentrarse si tienes la rabadilla del culo, pompis (joder, llevo 20 páginas y ya me he enmoñao), apéndice, machacada. Miro la página 20. A ver… sensaciones. Quiero más. Lo reconozco. Me mola (pero que no se entere nadie).
TRES HORAS DESPUÉS…
―Mauro, ¿hoy cenas aquí?
―Nooo, ¿por qué? — joder, qué no me hable, que no me toque, que no me molesteeee que necesito saber dónde está el tesoro de la tal Ariadna…
―Porque te tenías que haber marchado hace hora y media, y estás ahí, sentado como un gusano leyendo no sé qué. Por cierto, ¿qué lees?
Lo miro de reojo queriendo arrancarle la lengua de cuajo. Pedro Ramírez siempre ha sido el raro del departamento de Historia y Geografía. El “Carachancla” que todo lo quiere saber, el pedazo de mamón entrometido inoportuno que molesta siempre en el momento menos adecuado. Marco la página doblando una esquinita, no vaya a ser, que después me pierda con lo interesantísimo que está, y levanto los ojos hacia él.
―Leo un estudio sociológico—digo mascullando entre dientes, mientras observo cómo sus ojos se hacen graaaaandes de la emoción. ¡¡Mierda Caca!! Tenía que haberme inventado otra cosa. Al “Carachancla” le encantan los estudios sociológicos.
―¿¿¿A ver??? — y el muy capullo fisgón, hace el ademán de quitarme el libro de las manos.
―Schhhhhh. ¡Quieto que es una investigación! Cuando pueda lo contaré, Mientras tanto, tendrás que graparte la boca capullo, esperar.
―¿Y de qué se trata? —dice metiéndose un chicle en la boca. Ja, estupenda táctica de negociación. Sabe que me encantan los chicles.
―Dame uno—. Extiendo la mano.
―Si me dices de qué va.
―Hago una investigación privada.
―No hay chicle.
―No seas niñato.
―No hay chicle.
Joder, me apetece infinito. Miro el libro. Miro el chicle. Abro la boca. Huelo el aroma tropical del chicle…chicle, chicle, chicle, chicle. LO QUIERO. Me muero de ganas de metérmelo en la boca y sentir como el sabor de la goma arábiga aderezada con glutamato y aromatizantes, se deshace en mi boca, provocándome un ligero escalofrío de placer.
—¡Qué me des un chicle!
—Ñamm, ñamm, ñamm.
—No seas así hombre.
—Y la investigación va de…
—Chicles.
—Tendré que guardármelo en el bolsillo…
—¡Qué cabrón jodío mamón idiota eres!
—Oh…— hace como que se lo guarda.
—Nooo, esperaaaaa. Es sobre libros.
—¿Libros?
—Sí, novelas.
—¿Novelas? —Pregunta sacudiendo el paquete de chicles delante de mis narices. Joer el colega, como extorsionador no tiene precio.
—Sí, novelas.
—¿De…?
Trago saliva despacito porque si lo hago deprisa me voy a ahogar del soponcio. Yo, que soy una persona madura, sensata y cabal, vencido por un chicle del “Carachancla”.
—… urggg, arggg, nklasdjfbqsljdf.
—No te entiendooooo.
—De amosjdlqjfv.
—¿Eing?
—Amoosfvlñkdfvklñ
—¡¡Vas mal Mauritoooo!
—¡De amor!,¡ Coño Vulva!, ¡De amor! —los sudores de la muerte me acaban de invadir. Sospecho, que el “Carachancla” va a comenzar mi campaña de desprestigio. Ya lo veo: “Mauro, lee ñoñerías. Mauro cagón”
—Ahh, ¿de amor? ¿Y cuál es? A ver si lo he leído— dice pasándome el paquete de chicles a la vez que se sienta en la butaca de al lado.
¿¿¿¿¿¿¿EINGGGG??????? — Pu-pu-pu- es (tartamudeo en plan gilipollas, mudo aún por la sorpresa), algo así como “EL RESCATE”.
—Ajá —contesta cogiéndome el libro de las manos. —Sí, lo he leído. De Julie Gargood. Es uno de los clásicos. Es más, ella, es una de las clásicas. Me encantó esta novela. Es una de las mejores. ¿Por dónde vas?
—Están a punto de descubrir el tesoro de…
—Ariadna. Sí, te has quedado en lo mejor. ¿Qué? ¿Te está gustando? —pregunta mirándome socarrón
—¿Estás de coña? Pues claro que…— a ver qué leches digo ahora.
—Ja,ja, ja, Maurito—me coge los mofletes y pellizca uno— no serás uno de esos tíos que piensan que la romántica es sólo para mujeres ¿no? No seas cromagnon. — plash. Pompa de chicle,
Flipo en fluorescente. A Pedrito le van estas moñadas.
—Pues la verdad, es que…— Joder (oye tías, que me la suda, que aunque seáis escritoras y tías cultas, yo soy un machote maleducao y necesito decir un puto taco de vez en cuando). — me está encantando. Llevo tres horas enganchao como un mono a un plátano joder (dos taquitos de nada) — Ea confesión hecha.
—¡Ja, ja, ja, anda que tú también! ¿No decías que era un estudio sociológico?
—Lo es, lo es. Conozco a las macizorras (me he pasao, lo reconozco) escritoras de la Asociación de Autoras Románticas de España, y me han pedido mi opinión sobre la romántica.
—Sí, yo también conozco la Asociación y he ido a algunas presentaciones. ¿Y qué respuesta les vas a dar?
—Pues que NO ME GUSTA NADA, es evidente que DEBO decirles eso. Juas juas.
—¿¿Y por qué es tan evidente??
—Pues porque uno— cojo la solapa de la camisa con los dedos, y me la subo en plan Grease. — es muuuu macho. ¿Por qué si no?
—Ja, ja, ja, ja. Ya veo. Anda tío, que ya te vale. Haz lo que quieras. Me la piro— hace ademán de irse, pero justo cuando llega a la puerta, se gira para decirme algo. —¿Sabes que ese libro pertenece a una saga? Yo tengo el resto en casa.
—¡¡¡NO JODAS!!! — salto de la silla emocionao. — Yo lo quiero. ¿Me lo dejarás?
—Mañana te lo traigoooo. Y no seas cabrón y diles la verdad.
—¿La verdad? ¿A quién?
—A las de la biblioteca.
—Sí, lo haré. Hasta mañana.
—Adiosssssss— Y arrastrando su “carachancla”, sale de la sala de profesores silbando.
Por fin solo. Miro el reloj. Las nueve menos cuarto de la noche. Esto de estar en nocturno es genial. De aquí al “Verdugo” (bareto donde veo el fútbol con mis amigos), pero antes voy a mandarle el mail a las del club romanticón y así estoy libre para poder seguir leyendo. Estoy pensando, que mañana me apunto al gimnasio. Quiero ser Brodick. Voy a ser Brodick Buchannan. Ja, sí, lo seré. Tendré que ir a Escocia en vacaciones… y …
¿Qué estaba haciendo yo? Ahh sí, el mail:
TO: bibliolove@skjcnskjd.com
SUBJECT: OPINIÓN SOBRE NOVELA ROMÁNTICA
Queridas chicas:
Tal y como os dije, la novela romántica NO es para mí. Sigo pensando que es un género dedicado a las mujeres, por lo que como comprenderéis no me gusta. Nada de nada. He sido incapaz de acabarme el libro que me prestasteis… bla, bla, bla…
Mauro Álvarez Toledo
(siempre vuestro…)



Gracias, Yolanda, por toda tu participación en la iniciativa. Da gusto poder contar con personas como tú. 



Podéis visitar el blog de la autora y saber más sobre sus obras. 

Fuente: http://yolandaquiralte.blogspot.com.es/p/opinion-de-mauro-sobre-la-novela.html


                                                    ¡Feliz Miercoles!

14 comentarios:

  1. Jejeje genial *O*
    Gracias.

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Gracias por la info, me paso por el enlace y me guardo esta entrada para leerlo a la noche. Un besote!

    ResponderEliminar
  3. Has conseguido que me ría durante un buen rato. ¡Menudo elemento!
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Qué gracioso, me he reído con ganas, gracias a ambas.

    Besos.

    ResponderEliminar
  5. ¡Qué bueno! Me encanta estos puntos de vista.

    A ver si hay más.

    ResponderEliminar
  6. jajaja oye pues tiene su chispa!
    Gracias por compartirlo.
    Un beso!

    ResponderEliminar
  7. Jeje, curioso post el de hoy :)
    Con respecto a la portada... sí, habría que forrarla, pero las he visto peores (tanto estéticamente como de tono).

    Besos.

    ResponderEliminar
  8. Me ha encantado, me ha obligado a reirme jajaja
    La autora ha estado genial con su participación
    Besos

    ResponderEliminar
  9. jajaja ME HA ENCANTADO
    En serio, es genial!! Ahora entiendo lo de las carcajadas que comentáis en las reseñas, no me extraña!!!
    Este Mauro debe de ser un ejemplar de mucho cuidado!!

    ResponderEliminar
  10. ¡¡Muy divertido!! La verdad es que el libro atrae. Besos

    ResponderEliminar
  11. Gracias a ti y a tus lectoras por ser tan encantadoras!!

    Besos

    ResponderEliminar
  12. Es que Mauro es mucho Mauro.

    Genial como siempre!!

    Venga, todas a leer Adoro a Mauro.

    Enhorabuena Yolanda

    ResponderEliminar
  13. jajajaja, me ha encantado!!!!!! me he reído un montón!

    BESOTES

    ResponderEliminar
  14. jajaja muy bueno:) El tío en sus trece, va y les manda un email diciendo que no le gusta jaja
    1beso!

    ResponderEliminar